18.10.12

Alboroto por una partícula divinizada (Higgs)

Luis Corsi Otalora

UBICACIÓN DE LA PARTÍCULA DE HIGGS

Al unísono, y por unanimidad, los grandes medios de comunicación dominantes titularon, julio 2012, “Eureka”; porque en monumental acelerador de partículas L.H.C. (Large Hadron Collinder), centro de Europa, a 100 mts bajo tierra y con longitud de 27 kilómetros, había sido detectada una partícula subatómica de tipo y masa semejantes (sólo) a la pronosticada desde 1.964 por el físico británico Peter Higgs.
Se completaba así el denominado “Modelo Estándar”; a través del cual, y en el curso de 20 años, 10.000 científicos, al costo gigantesco de 10.000 millones de euros (Unos 13.000 millones de dólares) presuntamente culminaba el mayor esfuerzo para expulsar a Dios en la explicación del universo. En cierta forma era configurado un “Foso de Babel” que en vez de tender el cielo como en la Torre del mismo nombre, le serviría de sepultura a Dios, tal como se atrevía a proclamar Federico Nietzsche en su Gaya Ciencia.
Sin embargo, al mirar más de cerca, este espejismo ha comenzado a desvanecerse, al ser constatado que dicho “Modelo Estándar” parte de la noción de un “Big Bang” o “Gran Estallido”, hipotéticamente ocurrido 13.700 millones de años atrás; se le dá por cierto, a pesar de aplastantes dudas e interrogantes al respecto (*).
En especial es de destacar que quienes formularon tal concepción, dejaron al margen la cuestión de averiguar cómo llegó a existir el Espacio, nada menos que albergue, dicho proceso. Tal como en su momento hizo resaltar en célebre estudio el astrofísico estadunidense George Smoot; y cómo tampoco ellos mismos se inquietaron por el tiempo anterior, algunos analistas llevaron a que el New York Times llegase hasta titular hace relativamente poco “Recuerden cuando el Big Bang parecía tan sencillo” (1).

LIMITACIONES REDUCTORAS.

Ahora bien, se recordará, la “teoría en cuestión presupone que previamente a dicho estallido, Inconmensurable Energía se hallaba concentrada en el denominado “Punto Zero”; claro que sin Masa, pues si de acuerdo a cualquier procedimiento se aplicase a toda materia existente la expresión einsteniana E = m x C2 (energía para un cuerpo en reposo = masa x cuadrado de velocidad de la luz) se llegaría a tal punto zero. Lo novedoso ha sido que luego del estallido a velocidades casi infinitas, dicha energía penetraría dentro de una especia de “selva espacial”, denominada “Campo de Higgs”; en cuyo interior, su porción más pequeña, el denominado “Bosón de Higgs”; iría proporcionando “Masa” a las diferentes porciones en proceso de diferenciación, cuyas ecuaciones constituyen el denominado “Modelo Estándar”.
A cuya operatividad faltaba la detección experimental de dicha partícula, por tal motivo apodada “Divina”; la detectada en el H.I.C. cumple con el tipo de características de la pronosticada, quedando largo trecho para su verificación completa. No obstante, el alboroto ha sido tal que dichos medios de comunicación manipulados han proclamado la desaparición de cualquier “Soplo sobrenatural” en la explicación de lo existente; pues el conjunto de ecuaciones del “Modelo Estándar” de ahora en adelante estarán presuntamente en capacidad de racionalmente substituirlo en su función.
Como era de esperar, el vehicular y expandir la mayor resonancia al respecto correspondió al encumbrado Stephen Hawking; a quien en cierta forma se hacía partícipe. De ahí que de inmediato propusiese el mismo Premio Nobel para Higgs.
Sin embargo, como la credulidad no es infinita, rápidamente fueron apareciendo gravísimas contraposiciones y omisiones que menoscaban el alcance de los resultados.
En primer lugar ha sido recordado que desde los años 1.930 el inglés Paul Dirac (probablemente el más notable físico después de Newton) abrió campo a la detección de masas que en vez de poseer electrones negativos y núcleos positivos, poseían electrones positivos y núcleos negativos; debido a lo cual se llegó a “masas inerciales negativas”, o, simplemente “masas negativas”; que se extendían hacia el infinito en todas direcciones, en el denominado “Oceano de Dirac” (2). Ante la acción de cualquier fuerza física, su reacción era contraria a la observada en la materia común y corriente, pues como se movían en dirección opuesta, su autor habló de “electrones burros”.
Entonces ha surgido el interrogante de interferencia entre “Campo de Higgs” y Océano de Dirac. En cuya configuración se presentarían “agujeros” constitutivos de masas positivas semejantes a las terrestres.
Además, de inmediato, fue advertida en el Modelo Estándar la ausencia de Fuerza de Gravedad, nada menos; cuya acción en determinada condiciones ha llevado a la configuración de célebres “Agujeros Negros”, constituidos por Materia Hiperdensa, o sea de altísimas densidades. Y como si fuera poco, al constatar (hacia 1.930) los astrónomos Edwin Hubble y Georges Lemaitre la expansión del espacio, pudo ser considerada otra fuerza aún más poderosa que las anteriores, por lo cual fue denominada “Anti-Gravedad”.
Ahora bien, al ser imposible visitar otras porciones del universo diferentes al terrícola para obtener datos experimentales (de acuerdo al método científico) ha sido forzoso apelar a Teorías sobre el resto, con apreciaciones indirectas. Para el presente tema se imponen algunas nociones acerca de dichos “Agujeros Negros”; comenzando porque para constelaciones más lejanas a las solares (sobre las cuales se conoce bastante por su proximidad a la tierra) ha sido observado telescópicamente que algunas estrellas con diámetros hasta 250 veces del sol (Gigantes Rojas) están sujetas, por razones aún desconocidas, a expandirse y contraerse periódicamente, razón por la cual estas estrellas variables han recibido el nombre de “Cafeidas”.
A las más violentamente sacudidas se ha bautizado con el apelativo de “Supernovas”; especial interés revisten algunas con masa inercial 4 veces superior a la del sol. De acuerdo a la ley de Newton sobre atracción universal

a medida que disminuye la distancia “D” entre una gigantesca m1 y otras más pequeñas, esta fuerza f (con K constante de gravitación universal) crece abrumadoramente, hasta absorber a las otras masas cercanas; y al estallar (en ciertas condiciones), su estructura atómica se desmorona en electrones y protones libres que al chocar entre sí se anulan, dejando solamente neutrones; materia de super-densos cuerpos denominados “pulsares”, detectados por primera vez en 1.967 (3).
Más aún, del estallido de estrellas todavía más grandes (siete u ocho veces la masa del sol) quedan residuos de densidad tan alta que no han podido ser observados porque no dejan escapar la luz; debido a que está conformada por partículas materiales, resultan absorbidas en cumplimiento de la acabada de mencionar Ley de Newton. Es considerado, que en su interior muy probablemente y por mera lógica, se hallan partículas elementales diferentes a las exaltadas en el “Modelo Estándar”; resultantes de tan densa ebullición. Desde luego que se trata de los muy célebre “Agujeros Negros” (4).
A manera de ilustración es calculado que “Agujero Negro” de un centímetro de diámetro, tendría una masa igual a la de la tierra; y un “pulsar” también con masa igual a la de la tierra poseería 15 kilómetros de diámetro (5). De notable interés, un ejemplo de Manual de Física de Larousse en el cual se deduce que si la masa de la tierra colapsara para convertirse en “agujero negro”, se convertiría en cuerpo de 112,7 metros; a la par, en este mismo cálculo se llega a la conclusión de velocidades de la luz mayores a las del “dogma” einsteniano (6).
Todo esto para captar mejor que de acuerdo a las investigaciones acabadas de citar (y otras) los “agujeros negros” abarcarían alrededor del 23% de lo contenido por el universo; pero como su influencia permea el resto, a la postre la Materia Ordinaria, la contemplada en el ahora exaltado Modelo Estándar (con su Campo de Higgs y Partícula Divinizada) solamente cubriría el 4% de la energía total existente (7).
Conclusión sin exageración alguna decepcionante por su reducido alcance; máxime que acaba de ser confesado por Brian Schmidt (Premio Nobel de Física 2011) “Aún no sabemos qué son la materia y la energía oscuras. Esta última es la responsable de la expansión acelerada del universo. Definir la materia oscura sería más fácil que responder qué es la energía oscura. Hay que averiguar cómo el universo se transformó en estrellas, galaxias y agujeros negros después del Big Bang, pues aún no entendemos este proceso del todo” (8).
De ahí que luego de semejantes consideraciones sea forzoso moderar el triunfalismo desencadenado por localización de un partícula con características semejantes a la “Divinizada de Higgs”; con carga conceptual adversa a todo lo “Sobre – natural”. Es de reconocer un juicio cercano por parte de la comentarista científica Ángela Posada Swafford (9).

DE NUEVO VICTORIOSA APUESTA SOBRE LA FÉ

Finalmente a manera de visión interpretativa acerca de la estructura del universo, podrá ser expresado con Paul Davies (profesor de matemáticas aplicadas en el King’s College y de física teórica en la Universidad de Newcastle): “La disposición gravitacional del universo es sorprendentemente regular y uniforme. No parece haber ninguna razón evidente por la cual el universo no debería haber enloquecido, expandiéndose en forma caótica e inconexa… canalizar la violencia explosiva (del Big Bang) para dar lugar a un movimiento regular y organizado, parece casi un milagro… prueba la existencia de un “Plan”… que podría atribuirse a Dios” (10).
Sin embargo, por rigurosas que sean las apreciaciones racionales acerca de este panorama, siempre ha habido, y habrá réplicas más o menos sofisticadas en apoyo a la eternidad de la materia; de donde podrá deducirse que, en cierta forma, las más sólidas teorías científicas terminan en cuestiones de fé incompatibles.
De ahí que guarde plena actualidad dilema planteado desde el Siglo XVIII por uno de los más grandes científicos surgidos del seno de la humanidad Blaise Pascal, en su célebre “Apuesta”; hela aquí: “Dios existe o no existe; pero ¿de qué lado nos inclinaremos? La razón no puede decidir. Hay un caos que nos separa. Se juega un juego al final de esa distancia infinita en la que saldrá cara o CRUZ. ¿A qué apostareis? Razonablemente no podéis anular ninguna de las dos apuestas… Sí, pero hay que apostar. Esto no es voluntario, estáis comprometidos. ¿Qué partido tomaréis?... He aquí un punto resuelto. Pero ¿y vuestra felicidad? Pensemos en pro y en contra de apostar CRUZ a que Dios existe. Consideremos los dos casos: si ganáis lo ganáis todo; y si perdéis, no perdéis nada. Apostad por lo tanto sin vacilar a que existe”.

Aquí está nuestra vida entera.

(*) Corsi Otálora Luis. Del Fraudulento Big Bang de Hawking a la fábula del Evolucionismo Transformista de Darwin. Bogotá 2011. Parte II. Fernadno Leyva. Editores. El autor también es conocido por otros estudios científicos como: ¿Se equivocó Galileo? Bogotá Agosto de 1988, Editorial Nova et Vetera; y ¿Es Ciencia el Materialismo? Bogotá 1982, Universidad Gran Colombia.

(1) El Tiempo. Bogotá, Colombia 22 de Octubre 2006.
(2) George Gamow. Materia, Tierra y Cielo. México 1.980. Págs. 387-391 (Editorial Continental)
(3) Ciencia y Técnica. Enciclopedia Salvat. Fascículo 99. Pág. 2001. Salvat Editores. Barcelona España 1987.
(4) Incógnitas del Universo. Estuido de Sarai Rangel. En “Muy Interesante” Televisa Publishing International. Año 26 No. 313 (ISSN – 01223577) pág. 28
(5) Ciencia y Técnica. Salvat. Op. Cit. Pág. 2001.
(6) Larousse. Diccionario Esencial de Física. Pág. 11 (México. ISBN 970 - 22 – 1314 –X)
(7) Incógnitas del Universo. Op. Cit. Pág. 28
(8) Reportaje de Andrea Linares Gómez. El Tiempo (Bogotá – Colombia 8 Julio 2.012)
(9) El Tiempo. Bogotá – Colombia 8 Julio 2.012.

(10) Davies Paul. Dios y la Nueva Fisica. Barcelona (España) 1.983. Biblioteca Científica Salvat. Págs. 215; 223; 225.

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