17.5.10

Escolios de Nicolás Gómez Dávila pt.1

· Con el pensamiento del filósofo subalterno nadie puede pintar su retrato.

· En lugar de primer paso de un discurso, tratemos que nuestra frase sea último gesto de una idea.

· Para seriar las diversiones basta observar que la diversión superior despierta asombro en la de abajo y la inferior aburrición en la de arriba.

· La tradición es obra del espíritu que, a su vez, es obra de la tradición. Cuando una tradición perece el espíritu se extingue, y las presentaciones que plasmó en objetos revierten a su condición de utensilios.

· Lo que no parece digno del hombre suele serlo de casi todos.

· el acceso a las celebridades de este siglo lo dificulta el tufo de vulgaridad que exhalan.

· El mundo no es lugar donde el alma se aventura, sino su aventura misma.

· Retórica es todo lo que exceda lo estrictamente necesario para convencerse a sí mismo.

· No somos la suma de nuestros actos. Somos la integridad de nuestro secreto cristal, o su más secreta fisura.

· La técnica tradicional educaba, porque su aprendizaje transmitía gestos insertos en un modo de existencia; la enseñanza de la técnica racionalista meramente instruye, transmitiendo gestos solos.

· Todos somos contestación tortuosa a la vocación particular que nos conmina.

· El misterio se hace polvo si manos diestras no desenrollan el papiro.

· El artista es hermeneuta del ser, el científico cicerone de la apariencia.

· Las ideas nuevas suelen ser rescoldos que avivan nuevos soplos del espíritu.

· Como quiera que la inmoralidad consiste en tratar al sujeto y al objeto como medios, el acto técnico, que convierte por esencia la presentación en utensilio, es radical inmoralidad, y el organismo por lo tanto, siendo integración de sistemas técnicos, es radical culpabilidad. Vida es el modo de perseverar en el ser un ser condenado a la culpabilidad para lograrlo.

· El hombre no sabe que destruye sino después de haberlo destruido.

· Si las palabras no reemplazan nada sólo ellas completan todo.

· El error grave es el que se limita muchas veces a acentuar impropiamente una frase.

· La mentalidad moderna insiste en analizar lo simple.

· El árbol de la sangre se estremece bajo el hálito de la muerte, pero sobre las más altas frondas del espíritu soplan vientos de otros cielos.

· Ni pobreza, ni riqueza, son categorías del espíritu. Riqueza de alma decente y pobreza de alma decente se valen, como pobreza y riqueza de alma vulgar.

· El que se dice respetuoso de todas las ideas se confiesa listo a claudicar.

· La acción disuelve al ser en series causales; la contemplación lo compacta en presencias sagradas.

· La vida es culpabilidad en acto; pero cualquier existente se redime al detenerse en puro ser.

· Porque sabemos que el individuo le importa a Dios, no olvidemos que la humanidad parece importarle poco.

· El ejercicio del poder no es inocente sino cuando es irrenunciable. Manos limpias sólo son las manos que lo heredan. Las muchedumbres miran con admiración o espanto a los que usurpan, pero sólo se postran reverentes ante una majestad sagrada.

· Morir es el signo inequívoco de nuestra dependencia. Nuestra dependencia es el fundamento inequívoco de nuestra esperanza.

· La imposibilidad de calcular el acierto estético autentica el mito de la “inspiración”. El poeta procrea menos poemas que engendros.

· Resolvemos ciertos problemas demostrando que no existen y de otros negamos

que existan para no tener que resolverlos.

· Reinstalar con otro nombre el término que se pretende eliminar es el secreto de muchas “explicaciones” en las ciencias humanas.

· El criterio estético que no sea la obra misma acaba de receta.

· La caridad inicia la redención del sujeto, el arte la del objeto, el honor la de la relación entre los dos. La caridad es acto del sujeto que trata a los demás sujetos como fines, el arte es el acto de aprehensión que trata al objeto como fin, el honor es el acto que trata como fin la relación entre sujeto y objeto porque consiste en cumplir el compromiso asumido.

· En la codicia de poder germina el mal, pero la tenencia de poder es condición del bien. Doble faz de la inmoralidad política: ansiar el poder que no tenemos, renunciar al poder que tengamos.

· Innúmeras cosas no dan posesión de sí mismas sino al que las hereda.

· El hombre cortés seduce en secreto aun al que lo insulta.

· Los términos irreductibles impiden que el maderamen del mundo se desarticule en la nada.

· La comprensión da un salto desde donde termina lo explicable.

· La técnica no es esclavitud neutra. El hombre olvida vigilar su espontánea proclividad al mal.

· De lo importante no hay pruebas sino testimonios.

· Las reglas éticas varían, el honor no cambia. Noble es el que prefiere fracasar a envilecer las herramientas de su triunfo.

· El artista es personaje trágico: redentor del objeto, pero no de sí mismo. El arte fructifica igualmente en pámpanos intactos y en sarmientos podridos. Ni el genio mismo sana la lepra del que unge.

· Al que yerra de buena voluntad se le imputan a la vez su buena voluntad y su error.

· Todo deber cumplido tiene igual perfección ética, pero no todos tienen igual rango. Aun a la muerte heroica le fija rango el dios por quien se muera.

· La luz divina riela sobre el mar del ser.

· El raciocinio parte de postulados, el pensamiento de evidencias. Raciocinar es arriesgarse a postular trivialidades, pensar es arriesgarse a asumir falacias.

· Los años no entorpecen sino a la inteligencia que dimite.

· El esquema metodológico de las ciencias naturales, gracias a su uniformidad y rigor, suple las funciones de teoría general y frena las extravagancias. En las ciencias humanas, al contrario, la flexibilidad necesaria y la multiplicidad ineludible de los métodos inducen al especialista a remediar la carencia de teoría general con cualquier extravagancia de moda.

· El egoísmo tolerado al artista no es premio que reciba, sino precio que paga.

· Cuando un sistema suministre respuestas automáticas a todas las preguntas, cambiemos el sistema.

· Las exigencias del honor crecen con el rango de las obligaciones y parecen pronto extravagantes a las almas plebeyas.

· nuestra época hace mejor que las demás lo que puede hacerse sin talento.

· El cristianismo no resuelve “problemas”; meramente nos obliga a vivirlos en más alto nivel. Los que pretenden que los resuelva lo enredan en la ironía de toda solución.

· La impostura no consiste en afirmar más de lo que podemos probar, sino en pretender probar donde la prueba no cabe. La razón acepta las reglas de cualquier juego si no se las pretenden deducir de las reglas de otro.

· El universo es importante si es apariencia, insignificante si es realidad.

· Toda ética termina en pelagianismo, todo pelagianismo en deísmo, todo deísmo en sepelio de Dios.

· Al completar deliberadamente nuestras experiencias, procedemos en restaurador neoclásico de antigüedades.

· El pecado radical no es transgresión de mandamientos éticos, sino recusación de nuestra dependencia.

· Hoy le toca creer al individuo que morirá lo que él no salve.

· La cortesía es obstáculo al progreso.

· El acto técnico, al aprehender el objeto como fenómeno utilizable, lo degrada en utensilio.

· Los palacios se construyen con los escombros de los sueños.

· La fe es abstersión de la inteligencia.

· Porque fallaron los cálculos de sus expectativas, el tonto cree burlada la locura de nuestras esperanzas.

· El homo faber y el civilis son al homo spiritualis lo que son morfología y sintaxis a la intención significativa; condiciones empíricas de un modo de existir que las engendra.

· Al elaborar una presentación en obra el espíritu no la falsea, sino la constriñe a germinar.

· Tanto en la sociedad como en el alma, cuando las jerarquías dimiten los apetitos mandan.

· Carecemos de más solidas razones para prever que habrá un mañana que para creer que habrá otra vida.

· El hombre cultivado no fosiliza en “cultura” la tradición que hereda.

· Sin la salvaguardia de la sonrisa lúcida, el hombre oscila entre el torpor y la angustia. Tan sólo la sonrisa nacida en labios griegos disipa el vapor de sangre que nubla los ojos barbaros.

· “concientizar” es la variante púdica de adoctrinar.

· El ingenio no lega sus obras a la “humanidad” sino a otro ingenio afín.

· Aun cuando la ciencia ambiciona segregarse del espíritu y racionalizarse, como la técnica, la imposibilidad de verificar sus proposiciones le impide enajenarse del proceso espiritual que la somete a la indefinida reiteración de instancias refutatorias.

· Las lumbreras de este siglo son fuegos fatuos en la planicie pantanosa de una sociedad putrefacta.

· La inteligencia integra en el espíritu el dato empírico que el intelecto meramente manipula.

· La historia es el modo de conocer ajustado a un universo contingente.

· El alma no es ilimitada virtualidad de espíritu. La anamnesis platónica simboliza nuestro alcance finito.

· Las cosas pertenecen al amo de la palabra inteligente.

· todo es hipótesis, salvo las tautologías y las fulguraciones axiológicas.

· Las generaciones recientes circulan entre los escombros de la cultura de occidente como caravanas de turistas japoneses por las ruinas de Palmira.

· Las “soluciones” no resuelven problemas graves. Sólo cura la corrupción del alma la presencia de una nueva forma intacta.

· El espíritu puede exportar la técnica, pero sólo transportar la ciencia. La técnica es bien mostrenco; pero la ciencia se congela en recetas y dogmas, al divorciarse de la tradición espiritual donde nace.

· El destino no es necesidad irrecusable, sino invitación desafiante a plenitud de significado.

· El espíritu no se transmite de un mortal a otro mortal mediante formulas. Más fácilmente que por un concepto, el espíritu pasa de un alma a otra alma por una quebradura de la voz.

· Pocas discusiones son más que debates entre una trivialidad y una bobería.

· Las inteligencias cimeras tienen pesadez de estatua.

· En el imperio del espíritu nadie conquista sino el reino que hereda.

· Los grandes libros se defienden no pareciéndole grandes al lector que no eligen.

· El espíritu es falible sumisión a normas, no infalible sujeción a leyes.

· Lo que interrumpa rutinas frustra excelencias posibles.

· Como promesa de solución perfecta, el cristianismo es irrisión de toda solución imaginable.

· Los reaccionarios eludimos necesariamente por fortuna la vulgaridad del perfecto ajuste a las modas del día.

· El espíritu es la vida nueva que el sacramento del valor obra en el alma. Proceso que la revelación del valor inicia, que progresa con la apropiación de valores transmitidos, que culmina en el hallazgo de nuevos valores.

· Dios no es la meta de los que renuncian sino de los que desdeñan.

· Las cosas sólo exhalan su esencia en las manos crispadas de la nostalgia o del deseo.

· El pecado mortal del crítico está en soñar secretamente que podría perfeccionar al autor.

· Tan sólo entre amigos no hay rangos.

· La tradición es la suma de valores resultantes del proceso en que un espíritu se engendra dentro de una continuidad histórica.

· La mano que no supo acariciar no sabe escribir.

· las experiencias espiritualmente más hondas no provienen de meditaciones intelectuales profundas, sino de la visión privilegiada de algo concreto. En el larario del alma no veneramos grandes dioses, sino fragmentos de frases, gajos de sueños.

· Las distintas posturas del hombre lo colocan ante valores distintos. No existe posición privilegiada desde la cual se observe la conjunción de todos en un valor único.

No hay comentarios: