El principal propósito de este texto es explorar los
conceptos de mente y universo en el contexto del nuevo paradigma de cambio de
la conciencia humana. El origen del título viene dado por lo fácil que es
entender las conexiones que se van a hacer entre la teoría cuántica, la no
localización, el teorema de Bell y los hologramas. Su objetivo es abrir nuevas
vías a la comprensión de lo relativo a la interconexión entre todas las cosas
en el sentido más amplio posible. Utilizando nuevos trabajos científicos acerca
de la no localización y la holodinámica, seremos capaces de quebrar la aparente
separatividad que impregna las observaciones experimentales humanas. Los
conceptos clave incluirán la idea de que cada parte de cualquier cosa contiene
en esencia al todo, y de que cualquier cosa está embebida en los niveles
subyacentes de interconexión.
-Nick Herbert en
Reality Quantum
Nosotros
experimentamos la realidad material en forma de objetos separados. Sin embargo,
la física moderna está desarrollando un entendimiento conceptual del universo
físico como un todo interconectado. Estos nuevos puntos de vista científicos,
que se refieren a la naturaleza de la realidad en relación con la teoría
cuántica, están empezando a producir una nueva comprensión en la que nada está
separado de ninguna otra cosa. Estamos empezando a encontrarnos con que, pese a
que esta separación entre objetos materiales se experimente como algo real,
definitivamente no lo es.
Cristalizaciones Cuánticas de la Mente Universal No
localizada
Empezaremos con un
error de concepto clásico, remitiéndonos al supuesto fundamental de la física
newtoniana. En un sentido muy general, se creía que la ciencia iba a poder ser
utilizada para levantar el velo de la ignorancia humana al objeto de revelar la
realidad final, que sería algo externo. Se presuponía que los objetos físicos estaban
separados unos de otros. También se consideraba que los objetos tenían una
existencia separada del espacio. El clásico error de concepto acerca de la
relación entre la realidad física y el espacio es que considera que dicha
relación es análoga a la que se establece entre las bolas de una mesa de
billar. El comportamiento de la realidad física fue descrito como las
interacciones entre las bolas de billar. La propia mesa era considerada como
algo completamente separado de lo que ocurriese en ella. De esta manera, la
física clásica consideraba al espacio exclusivamente como un terreno de juego
en el que tenían lugar las interacciones entre los objetos físicos.
Con la llegada de la
teoría de la relatividad de Einstein, se tomaron en consideración nuevas
relaciones. Específicamente, se observó que la realidad física era inseparable
de la estructura espacial. En la física relativista, la realidad material
todavía se describía en términos de objetos existentes de manera separada que
interactuaban como bolas de billar. Sin embargo, ya se hizo una conexión entre
la estructura de las bolas de billar y la de la mesa en la que se jugaba.
Finalmente el tiempo y el espacio, que previamente eran considerados como
mutuamente independientes, pasaron a ser considerados relativos o mutuamente
relacionados a través de la estructura espacial subyacente del continuo
espacio-tiempo.
No pasó mucho tiempo
desde el descubrimiento de Einstein acerca de la interconectividad entre
espacio y tiempo para que comenzara a surgir una nueva ciencia a la que
llamamos física cuántica. Esta extraña ciencia nueva, con la que los físicos se
encontraban cuando examinaban con una profundidad cada vez mayor la estructura
del átomo, reveló una realidad que era cualquier cosa excepto coherente con el
sentido común. Con esto quiero decir que las predicciones que realiza esta
teoría acerca de la naturaleza de la realidad no se corresponden con nuestra
percepción sensorial corriente de la realidad física. Sin embargo, la teoría
cuántica es el método más preciso que tienen los físicos para predecir el
comportamiento de la realidad física.
Un rasgo sorprendente
del modelo cuántico es que en él los electrones, al igual que otras partículas
subatómicas, en realidad no son objetos en absoluto. Además, un electrón puede
manifestarse tanto en forma de onda como de partícula. Es posible excitar un
electrón en una pantalla para que revele un diminuto punto de luz, lo que
revela claramente el lado de su naturaleza afín a la partícula. Sin embargo, el
electrón también puede comportarse como una nube difusa de energía. Si se lo
estimula frente a una barrera en la que se hayan practicado dos aberturas, el
electrón podrá salir por ambas de manera simultánea (1).
Una interpretación
popular de la evidencia propone que el electrón se manifiesta como partícula
sólo cuando está siendo observado. Por ejemplo, cuando un electrón no está
siendo observado, los hallazgos experimentales sugieren que siempre es una
onda. En otra interpretación ligeramente diferente, es el método de observación
lo que determina qué aspecto de la naturaleza de los electrones se manifestará.
Teóricamente, podría decirse que lo que experimentamos como realidad física no
existe en un estado definido o definitivo previo al acto de observación. De manera
similar, el propio acto de la observación es el que define de alguna manera el
estado de la realidad física. Esta línea de pensamiento representa una ruptura
radical con la física clásica dado que para ésta no queda ninguna otra realidad
externa que debamos esforzarnos por descubrir, ya que se supone que no hay
interacción alguna que podamos realizar que sea capaz de afectar a lo que
intentamos observar.
La teoría cuántica
predice también otro fenómeno fascinante al que se conoce como no localización.
Para nuestra percepción sensorial de la realidad física, es bastante evidente
que las cosas tienen localizaciones específicas. Sin embargo David Bohm, uno de
los discípulos favoritos de Einstein y uno de los físicos cuánticos más
respetados del mundo, sostuvo su punto de vista de que, a nivel cuántico, la
localización deja de existir. En otras palabras, todos los puntos del espacio
se hacen iguales a todos los demás, por lo que deja de tener sentido hablar de
cualquier cosa como si estuviese separada de cualquier otra. Una interacción no
local vincula una localización con otra sin atravesar espacio alguno, sin
debilitarse y sin retrasarse. Dicho de manera sencilla, la interacción no local
no se ve mitigada y es directa e inmediata (2).
La concepción de Bohm
de la no localización le permitió brindar una explicación de lo que se conoce
como la paradoja Einstein-Podolsky-Rosen o paradoja EPR. En resumen, la
paradoja describe el problema de cómo es posible que dos partículas sean
capaces de comunicarse entre sí de manera aparentemente instantánea. El
problema es que, según la teoría de la relatividad de Einstein, nada puede
viajar más deprisa que la velocidad de la luz, mucho menos de manera
instantánea. La interpretación de Bohm de la paradoja EPR es que las partículas
gemelas no están separadas, sino conectadas de manera no localizada (3).
En 1964, un físico
teórico llamado John Stewart Bell describió una demostración matemática
elegante y sencilla que mostraba cómo podría verificarse experimentalmente la
no localización. Dicha demostración se conoce como teorema de Bell. El único
problema era que para probar este teorema se requería un nivel de precisión
tecnológica que entonces todavía no estaba disponible (4). No fue sino en 1982
cuando los físicos Alain Aspect, Jean Dalibard y Gerard Roger, del Instituto de
Óptica de la Universidad
de Paris, consiguieron verificar la demostración de la partícula gemela
anteriormente descrita por Bell.
En los llamados
experimentos de Aspect, el efecto no local quedó demostrado produciendo una
serie de partículas gemelas a las que se dejaba viajar en direcciones opuestas,
para después medir algunas de sus características. Las partículas cuánticas, al
ser observadas, exhiben lo que se conoce como giro sobre sí mismas o spin. En
general, esta característica se produce por pares complementarios, tal como un
spin ascendente o descendente. Para entender el tipo de experimentos
practicados por Aspect y su equipo, consideremos la siguiente variación simple.
Imaginemos dos partículas que, al sumarse, tienen un spin neto cero. Ello se
debe a que cada una tiene un spin opuesto con respecto a la otra, por lo que,
al combinarse, ambos sentidos de giro se compensan. Sin embargo, según la
teoría cuántica, el estado preciso del sentido del spin de cada partícula
permanece indefinido hasta que es observado. Dado que ambas partículas deben
tener sentidos de spin opuestos, al determinarse el spin de una de las
partículas mediante la observación, queda determinado también el spin de la
otra (5).
En la teoría
cuántica, el spin no sólo existe para que nos sea revelado mediante la
observación. De alguna manera, el spin es el producto de la observación. Por lo
tanto, la observación y determinación de un spin es lo que confiere otro spin a
la otra partícula. Con anterioridad a la observación inicial, cada partícula no
tiene sino un estado potencial de spin que, al ser determinado, tiene que ser
opuesto al otro. En los experimentos dirigidos por Aspect, las partículas se
separan a la velocidad de la luz y se las permite viajar una distancia
relativamente grande. Después se hace una primera medición para determinar el
spin de una de las partículas. Una vez realizada esta medición, se mide el spin
de la segunda partícula, que siempre se observó que era opuesto al primero.
Para una explicación más rigurosa de la manera en la que se realizó este
experimento, recurran por favor al texto Quantum Dynamics of Morphing Psy ~
Trance ~ Formations.
Lo asombroso es que
la observación de una partícula determina instantáneamente el sentido del spin
de la otra partícula independientemente de la distancia que las separe. No
importa si están separadas diez pies o diez billones de millas. La pregunta que
cabe hacerse es ¿cómo se transfiere la información entre dos partículas
aparentemente separadas con más rapidez que la velocidad de la luz? Han surgido
numerosas teorías que tratan de considerar variables ocultas que, de alguna
manera, faciliten la relación inédita de causa y efecto en virtud de la cual
una partícula afecta a la otra. Sin embargo, dichas teorías llevan a la
conclusión más obvia, la que de la separación aparente entre las partículas es
una ilusión en sí misma. La separación no es genuinamente real. La no
localización simplemente es una manifestación de la unidad que finalmente
subyace a lo que experimentamos como objetos físicos separados.
Interferencia Holográfica Mental
Como se puede
apreciar, estas ideas concuerdan muy bien con conceptos que describen al
universo en términos de conceptos holográficos. Antes de que sigamos avanzando
en nuestra investigación de la unidad, es necesario comprender algunas nociones
básicas sobre los hologramas. Un holograma se produce cuando un único haz láser
es dividido en dos haces separados. El primero rebota sobre el objeto cuya
imagen va a ser grabada. El segundo es reflejado por un espejo que lo lleva a
colisionar contra la luz reflejada por el primero de los haces. Cuando sucede
esto, ambas partes del haz crean un patrón de interferencia que queda grabado
en un fragmento de película llamada placa holográfica (6).
Este fenómeno de
interferencia es lo que hace posible la holografía. La Interferencia no es
más que un patrón que se genera cuando las ondas, en su movimiento, se
entrechocan. Pensemos en lo que sucede cuando se arrojan dos guijarros a un
estanque. Cada piedra producirá un conjunto de ondas que forman círculos
concéntricos que se irradian hacia el exterior a partir del punto de impacto.
Las ondas procedentes de cada uno de los guijarros se expanden hasta que chocan
en algún punto, y el patrón resultante es conocido como patrón de
interferencia.
Modelo de
Interferencia de Ondas
Almacenamiento
Holográfico de Información
(LASER: Láser / BEAM
SPLITTER: Prisma difractor del haz / MIRROR: Espejo /
OBJECT BEAM: Haz del
objeto / REFERENCE BEAM: Haz de referencia /
LIGHT WAVE
INTERFERENCE: Interferencia de la onda lumínica /
EVENTOBJECT:
AcontecimientoObjeto / HOLOGRAPHIC FILM PLATE: Placa holográfica)
El patrón que queda grabado en la placa holográfica no se
parece absolutamente nada al objeto que se usó para realizar la grabación.
Básicamente parece un ovillo de remolinos caóticos y anillos concéntricos. Sin
embargo, al usar otro haz láser para iluminar la película, reaparece una imagen
tridimensional del objeto original. Se puede caminar alrededor de la imagen y
contemplarla desde ángulos diferentes, pero cuando se la intenta agarrar, se ve
que en realidad allí no hay nada.
La propiedad más
insólita de los hologramas es que la imagen entera está contenida en cada parte
de la película. Si se toma la placa original sobre la que se grabó el patrón de
interferencia y se la corta por la mitad, se verá que puede proyectarse la
imagen entera iluminando sólo la mitad del conjunto. De hecho, se puede cortar
la placa holográfica en tantos fragmentos como se quiera, que siempre se
encontrará que cualquiera de los pedazos, al ser iluminado, produce versiones
más pequeñas de la imagen entera (7).
A partir de aquí,
podemos empezar a inferir algunas conexiones muy interesantes entre los
conceptos a los que nos hemos venido refiriendo. En el modelo holográfico, se
dice que la información del conjunto está contenida en cada una de sus partes.
Es lo mismo que decir que la información se distribuye de manera no localizada.
También se encontrará que, a nivel cuántico, todas las partículas también son
ondas. Por lo tanto, toda la realidad física esencialmente no es más que
patrones de interferencia.
Podría ser una buena
idea que, por un momento, considerásemos el significado de esta última
afirmación. Imaginemos una red infinita de patrones energéticos. La ciencia ha
descubierto que, a nivel cuántico, dichas ondas energéticas están conectadas de
manera no localizada. Esto significa que cada porción del patrón está infinitamente
interconectada con cada una de las restantes. Es fundamental recordar que no
somos observadores objetivos de este campo de patrones de frecuencia que se
entrecruzan. Somos él.
David Bohm sugiere la
posibilidad de que esta unidad subyacente de la existencia produzca el mundo
físico de la misma manera que una placa holográfica produce un holograma. ¿Será
que nuestra percepción experimental de la separación no sea nada más que una
ilusión holográfica? Bohm describe el nivel de realidad más profundo como el
orden “implicado” o implícito. Al nivel de realidad de nuestra experiencia
cotidiana lo denomina orden “explicado” o explícito (8). Esto no quiere decir
que nuestra existencia física sea irreal. Sin embargo, es útil entenderla
simplemente como una realidad secundaria.
Consideremos lo que
estamos observando realmente cuando percibimos un objeto físico. Consideremos
el documento que están leyendo y las palabras que hay en la página. Lo que
están viendo desde el exterior no es lo que existe directamente ni está donde
parece. Están percibiendo un borrón holográfico de patrones de frecuencias que
están siendo traducidos a un patrón de estimulación neural que, a su vez, es
experimentado como el objeto externo. De hecho, el proceso de determinar que el
objeto existe exteriormente sólo se produce en la interpretación que hace la
mente de la estimulación neural. Cuando miramos hacia las estrellas, se ve la
luz que fue emitida hace millones o quizás miles de millones de años. Repetimos
que no estamos viendo directamente lo que está ahí; estamos viendo un patrón de
estimulación neural creado por nuestra interpretación de la luz. Lo mismo se
aplica a todos los sentidos físicos.
En definitiva, lo que
se ve, oye, degusta, toca y huele son patrones de estimulación neuronal que se
corresponden en cierto modo con lo que está ahí, pero que sigue sin ser
realmente “eso” (9). Las frecuencias que se traducen en estimulación neural
carecen, por dentro y por fuera, de color, gusto o textura. Las cualidades que
experimentamos a través de la percepción sensorial son creadas por la mente y
representan un orden “explícito” o realidad secundaria.
Nuestra realidad
material no es más que una versión filtrada de la unidad final que lo conecta
todo. Esta versión filtrada crea separación porque sólo percibe secuencias de
bits y fragmentos del conjunto. Si nos fuese posible eliminar ese filtro,
experimentaríamos la realidad directamente como un patrón de interferencia en
el que toda la información estaría distribuida de manera no localizada.
Reiteramos que no hay que olvidar que nosotros somos ese patrón. Sus manos,
este documento, los árboles que se ven por la ventana, nuestro sistema solar,
todo el universo; todo es una aparente extensión de todo lo demás sin solución
de continuidad. Es una sola cosa. Si esto es cierto, no puede existir la
realidad objetiva porque el observador, el proceso de observar y lo observado
se convierten en la misma cosa.
Morfogénesis y Relatividad Dinámica
Observemos y
consideremos el modo en el que la totalidad fundamental indivisa de la realidad
entera se convierte en la realidad diferenciada de nuestra experiencia.
Empezaremos por presentar primeramente el concepto de existencia absoluta. La
existencia absoluta es el conjunto indiviso a partir del cual surgen los
fragmentos de realidad. Conceptualmente, la existencia absoluta es una
existencia indefinida y carente de límites. Como veremos, la existencia
absoluta equivale a la existencia de la nada. Nada no significa no existencia.
Simplemente significa que lo que existe no es definible como una cosa u otra,
por lo que no es ninguna cosa. La existencia absoluta carece de estructura y,
por consiguiente, no contiene las delimitaciones que permitirían definir el
aquí en relación con un allá. “La realidad física es la realidad de los
objetos, la realidad de las cosas. Nosotros escuchamos cosas, vemos cosas,
sentimos cosas, degustamos cosas, olemos cosas. A lo largo de la vida vamos
asumiendo que todas las cosas existen como cosas definidas independientemente
de nuestra experiencia acerca de ellas como tales cosas” (10). Sin embargo,
como se puso de manifiesto en nuestra exposición de la teoría cuántica, la
ciencia ha descubierto que este podría no ser el caso. La cualidad de cosa
definida que tienen las cosas que experimentamos puede no existir salvo en
relación con nuestra experiencia de ellas.
De hecho, cualquier
cosa que pueda ser experimentada existe sólo en relación a alguna otra. Podemos
experimentar y pensar que el arriba existe de manera independiente; sin
embargo, el arriba sólo puede existir en relación con el abajo. De manera
análoga, cuando experimentamos calor, creemos que el calor es un calor
independiente, sin darnos cuenta de que lo caliente sólo puede estar caliente
en relación a lo frío. “Lo mismo es cierto para todo lo que experimentamos, en
tanto en cuanto cualquier cosa que experimentemos como algo que existe, sólo
puede existir con respecto a algún otro aspecto de la existencia que no sea ese
algo” (11). Esta forma de existencia puede denominarse existencia relativa: la
existencia que es lo que es en relación a algún otro aspecto de la existencia.
Mientras que la absoluta existencia carece de estructura, la
existencia relativa tiene estructura. A fin de pasar de la no estructura
indivisa y carente de vínculos de la existencia absoluta a la estructuración
propia de la existencia relativa, el sistema debe sufrir algún proceso o
transformación. Para que una cosa se convierta en dos, esa cosa debe polarizarse.
A partir de este proceso de dualización, la existencia absoluta constituye una
relación consigo misma. Por consiguiente, una existencia relacional se define
en función de otra. “Una vez que existen realidades relativas, existe un nivel
de estructura en la existencia. La existencia de esta estructura relativa
permite a la existencia formar otras relaciones consigo misma” (12). En otras
palabras, la existencia absoluta no se dualiza una sola vez, sino que lo hace
una y otra vez, reiterada y progresivamente. Esto supone que las realidades
relativas producidas por cada nivel de dualización atraviesan por dicho proceso
de dualización, lo que produce la creación de dos nuevas realidades relativas
dentro de cada nivel de existencia relativa precedente. Este proceso de
dualización reiterada y progresiva crea una estructura interconectada de
realidades relativas que se denomina matriz relacional.
(absolute existence:
existencia absoluta / reality cells: celdas
de realidad (realidades relativas) / relational matrix:
matriz relacional )
Independientemente de
las veces que se dualice la existencia, la realidad subyacente siempre será una
realidad de unidad e interconexión. Pese a que experimentemos la realidad como
fragmentos aparentemente separados, la forma de la realidad fundamental en la
que aparece la percepción es la de la unidad, a partir de la cual nada puede
separarse de ninguna otra cosa. Cada parte de la estructura, cada celda de
realidad, contiene algo de la existencia de las demás celdas de realidad. Por
lo tanto, cada parte de la estructura es un reflejo del todo.
Dado que toda zona
localizada de la existencia tiene la cualidad de existir en alguna parte, una
zona no localizada de la existencia que estuviese en todas partes no existiría
en alguna parte determinada, sino que tendría la cualidad de existir en todas
partes y en ninguna. Esta existencia sin límites en todas partes es la
conciencia. La conciencia está en todas partes y, por tanto, en ninguna. La
existencia absoluta, tal como la hemos definido, puede ser considerada como una
existencia en la nada, ya que existe pero carece de los límites que definen a
una cosa. Es nada y no está en ninguna parte, porque está en todas. Esa
existencia absoluta es la conciencia.
Puede parecer que todos
los intentos de trascender la dualidad de la existencia inherente a nuestra
experiencia están destinados al fracaso, hasta que nos damos cuenta de que son
parte inseparable de cualquier cosa que exista. Por lo tanto, podemos acceder
directamente a cualquier cosa que exista debido al hecho ineluctable de que
nosotros somos ella (13). En el nivel “implícito” más profundo de la realidad,
estamos infinitamente conectados con todo lo demás que existe. Estamos
conectados con cualquier otra persona, organismo y átomo del universo; por
consiguiente, somos todas esas cosas. De manera similar, nuestros pensamientos
están infinitamente conectados con todos los pensamientos. Como la imagen del
conjunto está contenida en cada parte, todo el universo está dentro de ti. La
información del conjunto está distribuida de manera no localizada y, por esta
razón, tienes acceso a todo lo que hay en él. Tu mente es la Mente Universal.
Toda realidad
relativa es creada por la conciencia y existe en relación a sí misma. “Nosotros
somos esa conciencia. Nosotros somos esa conciencia que existe en relación a sí
misma e interactúa consigo misma.” No hay nada más. Ninguna de las cosas que
percibimos como separadas tiene una existencia independiente, porque todas
ellas son, en realidad, extensiones relacionales de la unidad de conciencia
subyacente. “La realidad física es producto de la conciencia. La conciencia no
es un producto de la realidad física. La realidad física no interactúa consigo
misma de alguna manera desconocida para originar que la conciencia llegue a la
existencia. La conciencia, con el proceso de auto-relación reiterada y
progresiva, se convierte en la consciencia de la experiencia, creando así la
realidad física” (14).
Hemos visto que no
podemos experimentar directamente la verdadera textura de la realidad cuántica
porque todo lo que miramos se cristaliza en materia. Por la misma razón, nunca
podemos experimentar la conciencia como conciencia. Cuando la conciencia
desestructurada y carente de límites intenta contemplarse a sí misma, crea una
estructura relativa o marco de referencia que se experimenta como un estado
relativo de consciencia. La conciencia sólo puede experimentarse a sí misma
mediante sus creaciones. Esto es algo maravilloso porque aquí estamos, armados
con el conocimiento de que nada es verdaderamente separable de ninguna otra
cosa, experimentándonos a nosotros mismos como todo lo que es. La separatividad
es una ilusión. Fundamentalmente, tu verdadero ser no es sino la indestructible
e ilimitada desestructuración de la conciencia. Dicho de otra manera, eres
Dios. El Universo es tu cuerpo. La comprensión de esta verdad abre paso a la
experiencia del AMOR incondicional por todas las frecuencias, porque todas
ellas existen dentro de ti.
Notas:
1 Talbot, Michael. p. 33
2 Ibid. p. 41
3 Ibid. p. 37
4 Ibid. p. 43
5 Kaufman, Steven E.
6 Talbot, Michael. p. 14
7 Ibid. p. 16
8 Ibid. p. 46
9 Kaufman, Steven E.
10 Ibid.
11 Ibid.
12 Ibid.
13 Ibid.
14 Ibid
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