24.12.11

Obras de Xul Solar pt.13


A los astros

Ion cintas

Apoyo moral doi

Horóscopo Manuel Mujica Lainez

Nel hondo mundo mi muy pide o min Dios lu plain wake mi

21.12.11

LOS OCHO CIRCUITOS DE CONCIENCIA (de Timothy Leary)


de Robert Anton Wilson

Para entender el espacio neuDrológico, el doctor Leary presupone que el sistema nervioso consta de ocho circuitos potenciales, "marchas" o minicerebros. Cuatro de estos cerebros están en el lóbulo izquierdo, normalmen­te activo, y se relacionan con nuestra supervivencia terrenal; los otros cuatro son extra terrestres, residen en el lóbulo derecho, permanecen "en silencio" o inactivos, y nos han de servir en nuestra futura evolución. Esto explica por qué el lóbulo derecho está por lo general inactivo en esta fase de nuestro desarrollo, y por qué se activa cuando tomamos sustancias psicodélicas.
Vamos a explicar brevemente cada uno de los ocho cerebros.

17.12.11

Rockefeller admite que el Objetivo de la Élite es controlar a la población mundial por medio de un microchip.

Rockefeller admitió que el Objetivo de la Elite era controlar a la población mundial por medio de un microchip.

El director de Hollywood Aaron Ruso da una entrevista por primera vez en profundidad y narra de forma sorprendente las conversaciones con Nick Rockefeller que incluyeron la predicción de lo que después ocurriría con las torres gemelas o la Guerra contra el terror, e incluso admitiendo que movimiento de liberación de la mujer había sido financiado desde sus albores por la familia Rockefeller.

Su plan final consiste en la reducción de la población mundial y conseguir que la sociedad lleve un microchip que permita su control absoluto.

Rockefeller “predijo” con sospechosa exactitud y detalle lo sucedido el 9/11 y las invasiones posteriores de Irak y Afganistán nueve meses antes del 9/11.

Dijo a Russo que la fundación Rockefeller había financiado el movimiento de liberación de la mujer con dos objetivos principales: obtener impuestos por partida doble (del marido y su esposa que ahora trabajaban fuera de casa) y destruir las bases de la familia, pilar de la sociedad con objeto de aumentar el control del Estado en la formación de los niños. Asimismo, reconoció que el objetivo más importante de la elite mundial era conseguir una reducción significativa de la población mundial.

Russo (que murió en Agosto de este año de cáncer algunos meses después de su entrevista) era un director de cine muy conocido en Hollywood por producciones importantes como Trading Places protagonizada por Eddie Murphy, y más recientemente por producciones documentales independientes que exponían la organización criminal existente detrás del sistema de la Reserva Federal en el documental titulado De La Libertad Americana al Fascismo - America Freedom to Fascism.

Tras un video que se popularizó en EE.UU. titulado Mad As Hell comenzó su campaña para Gobernador del Estado de Nevada. Al parecer Rockefeller se fijó en él por su enorme carisma personal y quiso introducirle en los círculos de poder En su primera entrevista, Rockefeller preguntó a Russo si éste estaba interesado en ingresar en el Council on Foreign Relations (CFR) y éste rechazó la invitación argumentando que no tenía interés alguno por “esclavizar a la gente” a lo que Rockefeller preguntó por qué tenía tanto interés por lo que él denominó “siervos”.

Según narra Russo en la entrevista, éste le preguntó a Nick Rockefeller cual era el sentido que tenía todo esto,
“si tenían ya todo el dinero y el poder del mundo, más de lo que cualquiera podría necesitar” a lo que Rockefeller le contestó, “el objetivo final es tener a todo el mundo con un chip, controlar a la sociedad entera, para que los banqueros y la elite mundial puedan controlar el planeta.”
Russo narra que Rockefeller le dijo también once meses antes de 9/11, que Afganistán iba a ser invadida para obtener el control sobre los gaseoductos que atraviesan el Caspio y establecer una base en el Medio Oriente.

También le dijo al parecer que iban a sacudirse a Chavez en Venezuela y que veríamos soldados buscando en cuevas en Afganistán y Pakistán a Osama bin Laden y que habría una Guerra contra el Terror indefinida, cuando en realidad no había un enemigo real y que todo ello era una farsa gigante.

Según Russo, Rockefeller no dejaba de reír y bromear mientras contaba todo ello ( lo cual indica que probablemente su sentido del humor es pésimo) Rockefeller preguntó a Russo cual era su opinión sobre el movimiento de liberación de la mujer y de qué creía él que se trataba esto.
Russo le respondió que el asunto estaba relacionado con la igualdad de derechos laborales a lo que Rockefeller le dijo riendo a carcajada limpia,
“¡Eres un completo estúpido! Déjame decirte que fueron los Rockefeller quienes financiaron esto, ya que somos nosotros quienes controlamos por complete los periódicos y la televisión por medio de la Fundación Rockefeller”

Esta revelación ya había sido hecha por la feminista pionera Gloria Steinem cuando ésta admitió que la CIA había financiado a la revista Ms. Magazine, bastión del feminismo norteamericano, como parte de una agenda que buscaba romper los modelos de la familia tradicional.

Al parecer, en esta conversación Rockefeller confesó que el tema que se les había ido de las manos era el conflicto Israel-Palestina lo cual les había llevado a plantearse seriamente la extrañísima idea de dar a los ciudadanos de Israel un millón de dólares a cada uno y alojarles en el estado de Arizona.
Después de conocer la completa biografía e historia del árbol familiar de los Rockefeller, es fácil imaginar que toda esta información podría ser enteramente veraz.

Esa es la razón por la que he publicado y traducido este artículo personalmente.


fuente:TrinityATierra

14.12.11

Los Gatos de Ulthar

de H.P. Lovecraft

Se dice que en Ulthar, que se encuentra más allá del río Skai, ningún hombre puede matar a un gato; y ciertamente lo puedo creer mientras contemplo a aquel que descansa ronroneando frente al fuego.
Porque el gato es críptico, y cercano a aquellas cosas extrañas que el hombre no puede ver. Es el alma del antiguo Egipto, y el portador de historias de ciudades olvidadas en Meroe y Ophir. Es pariente de los señores de la selva, y heredero de los secretos de la remota y siniestra Africa. La Esfinge es su prima, y él habla su idioma; pero es más antiguo que la Esfinge y recuerda aquello que ella ha olvidado.
En Ulthar, antes de que los ciudadanos prohibieran la matanza de los gatos, vivía un viejo campesino y su esposa, quienes se deleitaban en atrapar y asesinar a los gatos de los vecinos. Por qué lo hacían, no lo sé; excepto que muchos odian la voz del gato en la noche, y les parece mal que los gatos corran furtivamente por patios y jardines al atardecer. Pero cualquiera fuera la razón, este viejo y su mujer se deleitaban atrapando y matando a cada gato que se acercara a su cabaña; y, a partir de los ruidos que se escuchaban después de anochecer, varios lugareños imaginaban que la manera de asesinarlos era extremadamente peculiar. Pero los aldeanos no discutían estas cosas con el viejo y su mujer; debido a la expresión habitual de sus marchitos rostros, y porque su cabaña era tan pequeña y estaba tan oscuramente escondida bajo unos desparramados robles en un descuidado patio trasero. La verdad era, que por más que los dueños de los gatos odiaran a estas extrañas personas, les temían más; y, en vez de confrontarlos como asesinos brutales, solamente tenían cuidado de que ninguna mascota o ratonero apreciado, fuera a desviarse hacia la remota cabaña, bajo los oscuros árboles. Cuando por algún inevitable descuido algún gato era perdido de vista, y se escuchaban ruidos después del anochecer, el perdedor se lamentaría impotente; o se consolaría agradeciendo al Destino que no era uno de sus hijos el que de esa manera había desaparecido. Pues la gente de Ulthar era simple, y no sabían de dónde vinieron todos los gatos.
Un día, una caravana de extraños peregrinos procedentes del Sur entró a las estrechas y empedradas calles de Ulthar. Oscuros eran aquellos peregrinos, y diferentes a los otros vagabundos que pasaban por la ciudad dos veces al año. En el mercado vieron la fortuna a cambio de plata, y compraron alegres cuentas a los mercaderes. Cuál era la tierra de estos peregrinos, nadie podía decirlo; pero se les vio entregados a extrañas oraciones, y que habían pintado en los costados de sus carros extrañas figuras, de cuerpos humanos con cabezas de gatos, águilas, carneros y leones. Y el líder de la caravana llevaba un tocado con dos cuernos, y un curioso disco entre los cuernos.
En esta singular caravana había un niño pequeño sin padre ni madre, sino con sólo un gatito negro a quien cuidar. La plaga no había sido generosa con él, mas le había dejado esta pequeña y peluda cosa para mitigar su dolor; y cuando uno es muy joven, uno puede encontrar un gran alivio en las vivaces travesuras de un gatito negro. De esta forma, el niño, al que la gente oscura llamaba Menes, sonreía más frecuentemente de lo que lloraba mientras se sentaba jugando con su gracioso gatito en los escalones de un carro pintado de manera extraña.
Durante la tercera mañana de estadía de los peregrinos en Ulthar, Menes no pudo encontrar a su gatito; y mientras sollozaba en voz alta en el mercado, ciertos aldeanos le contaron del viejo y su mujer, y de los ruidos escuchados por la noche. Y al es escuchar esto, sus sollozos dieron paso a la reflexión, y finalmente a la oración. Estiró sus brazos hacia el sol y rezó, en un idioma que ningún aldeano pudo entender; aunque no se esforzaron mucho en hacerlo, pues su atención fue absorbida por el cielo y por las formas extrañas que las nubes estaban asumiendo. Esto era muy peculiar, pues mientras el pequeño niño pronunciaba su petición, parecían formarse arriba las figuras sombrías y nebulosas de cosas exóticas; de criaturas híbridas coronadas con discos de costados astados. La naturaleza está llena de ilusiones como esa para impresionar al imaginativo.
Aquella noche los errantes dejaron Ulthar, y no fueron vistos nunca más. Y los dueños de casa se preocuparon al darse cuenta que en toda la villa, no había ningún gato. De cada hogar el gato familiar había desaparecido; los gatos pequeños y los grandes, negros, grises, rayados, amarillos y blancos.
Kranon el Anciano, el burgomaestre, juró que la gente siniestra se había llevado a los gatos como venganza por la muerte del gatito de Menes, y maldijo a la caravana y al pequeño niño. Pero Nith, el enjuto notario, declaró que el viejo campesino y su esposa eran probablemente los más sospechosos; pues su odio por los gatos era notorio y, con creces, descarado. Pese a esto, nadie osó a quejarse ante la dupla siniestra; a pesar de que Atal, el hijo del posadero, juró que había visto a todos los gatos de Ulthar al atardecer en aquel patio maldito bajo los árboles, caminando en círculos lenta y solemnemente alrededor de la cabaña, dos en una línea, como realizando algún rito de las bestias, del que nada se ha oído. Los aldeanos no supieron cuánto creer de un niño tan pequeño; y aunque temían que el malvado par había hechizado a los gatos hacia su muerte, preferían no confrontar al viejo campesino hasta encontrárselo afuera de su oscuro y repelente patio.
De este modo, Ulthar se durmió, en un infructuoso enfado; y cuando la gente despertó al amanecer -
¡He aquí que cada gato estaba de vuelta en su acostumbrado fogón! Grandes y pequeños, negros, grises, rayados, amarillos y blancos, ninguno faltaba. Aparecieron muy brillantes y gordos, y sonoros con ronroneante satisfacción. Los ciudadanos comentaban unos con otros sobre el suceso, y se maravillaban no poco. Kranon el Anciano nuevamente insistió que era la gente siniestra quien se los había llevado, puesto que los gatos no volvían con vida de la cabaña del viejo y su mujer. Pero todos estuvieron de acuerdo en una cosa: que la negativa de todos los gatos a comer sus porciones de carne o a beber de sus platillos de leche, era extremadamente curiosa. Y durante dos d ías enteros los gatos de Ulthar, brillantes y lánguidos, no tocaron su comida, sino que solamente dormitaron ante el fuego o bajo el sol.
Pasó una semana entera antes de que los aldeanos notaran que, en la cabaña bajo los árboles, no se prendían luces al atardecer. Luego, en enjuto Nith recalcó que nadie había visto al viejo y a su mujer desde la noche en que los gatos estuvieron fuera. La semana siguiente, el burgomaestre decidió vencer sus miedos y llamar a la silenciosa morada, como un asunto del deber, aunque fue cuidadoso de llevar consigo, como testigos, a Shang, el herrero, y a Thul, el cortador de piedras. Y cuando hubieron echado abajo la frágil puerta sólo encontraron lo siguiente: dos esqueletos humanos limpiamente descarnados sobre el suelo de tierra, y una variedad de singulares insectos
arrastrándose por las esquinas sombrías.
Posteriormente hubo mucho que comentar entre los ciudadanos de Ulthar. Zath, el forense, discutió largamente con Nith, el enjuto notario; y Kranon y Shang y Thul fueron abrumados con preguntas.
Incluso el pequeño Atal, el hijo del posadero, fue detenidamente interrogado y, como recompensa, le dieron una fruta confitada. Hablaron del viejo campesino y su esposa, de la caravana de siniestros peregrinos, del pequeño Menes y de su gatito negro, de la oración de Menes y del cielo durante aquella plegaria, de los actos de los gatos la noche en que se fue la caravana, o de lo que luego se encontró en la cabaña bajo los árboles, en aquel repugnante patio.
Y, finalmente, los ciudadanos aprobaron aquella extraordinaria ley, la que es referida por los mercaderes en Hatheg y discutida por los viajeros en Nir, a saber, que en Ulthar ningún hombre puede matar a un gato.